Descripción
Erase una vez una niña de pelo negro con un flequillo largo que le hacía cosquillas en la frente y eso siempre le hacía sonreír.
Su mamá le había puesto ese nombre porque era tan bonita como una muñeca que salía en la televisión, con el mismo pelo negro y mismo flequillo y le cantaban esta canción: “Cheles, Cheles, Cheles qué bonita es mi dulce muñeca…”
Todos los días, se levantaba alegre sonriendo por las cosquillas que le hacía el flequillo, se lavaba la cara y los dientes y se vestía cantando: “Cheles, Cheles, Cheles qué bonita es mi dulce muñeca…”.
A Cheles le gustaban los lápices de colores. Cuando iba al colegio y la profesora explicaba la lección, ella no paraba de dibujar todo lo que la profe decía.
Si hablaba de las aves, Cheles dejaba volar su imaginación como si fuera un pájaro y se dibujaba dándoles de comer.
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